BiografíaEscritores EcuatorianosLiteratura EcuatorianaPedro Jorge Vera

Pedro Jorge Vera

(Guayaquil, 1914 – Quito, 1999)
Los grandes ríos de mi pasión salvaje 
morían en su océano tumultuoso. 
Ella era el temporal y el arco iris.
Ella era el sur y el norte de mi brújula.

De: Mujer del mar
Grito exasperado de rebeldías proletarias, tiene, sin embargo, la poesía de Vera – yo no sabría decir por qué – una semilla de ternuras que algún día ha de fructificar.
Creo, a pesar de su obra, en los dones específicamente líricos de Vera, que asoman, de vez en vez, aun en sus poemas-carteles. Vera ha de realizar poesía verdad. Vera, sin abandonar su militancia, fortaleciéndola más bien, ha al bregar la lucha por la expresión de lo inefable.
Obras
Carteles para las paredes hambrientas. Poemas en prensa. Colaboración en revistas de izquierda. Los animales puros (Buenos Aires, 1946), La semilla estéril (Quito, 1962), El pueblo soy yo (Buenos Aires, 1976), Tiempo de muñecos (Quito, 1980), Las familias y los años (Madrid, 1982), El destino (Quito, 1984), Por la plata baila el perro (Quito, 1987), Este furioso mundo (Quito, 1992), Narrativa escogida (Quito, 1995), El asco y la esperanza (Quito, 1997), El cansancio de Dios (Quito, 1997), El tiempo invariable (póstumo) (Quito, 2000); La guamoteña (México, 1947), Luto eterno (Guayaquil, 1953), Un ataúd abandonado (Quito, 1968), Los mandamientos de la ley de Dios (Quito, 1972), Cuentos escogidos (Guayaquil, 1976), Jesús ha vuelto (Quito, 1978), Nada más que cuentos (Quito, 1979), ÁAh los militares! (Quito, 1985), Cuentos duros (Quito, 1990), La muerte siempre gana (Quito, 1995), Doce cuentos de la historia (Quito, 1997); Mujer del mar (Guayaquil, 1930), Nuevo itinerario: poemas – 1934/1936 – (Quito, 1937), Romances madrugadores (Guayaquil, 1937), Túnel iluminado (Quito, 1949), Versos de hoy y de ayer (Guayaquil, 1979), El dios de la selva (Quito, 1943), Hamlet resuelve su duda (Quito, 1952), Teatro (Quito, 1956), Luto eterno (Quito, 1962); Gracias a la vida (Quito, 1993).
Poema del amor esclavo

Nuestra unión no tendrá flores ni cantos.
Frente a la miseria se secan los jardines
y mueren los conciertos de nuestras gargantas tísicas.

Ni primaveras que inyecten alegría por los poros
y arropen nuestra angustia.

La alegría del mar no es para nosotros.
El viento sólo es grandioso
cuando lleva nuestra furia.
En el ajedrez del sol
nuestras covachas son los cajones negros.
No habrá mentiras para nuestras ilusiones:
somos guarismos ceros,
hilachas de la fábrica,
insectos de la telaraña de acero,
…brazos…

Nuestros ojos inyectados de sangre,
enceguecidos por el polvo de la marcha,
claveteados en las vitrinas de las panaderías,
lámparas de kerosene sin miradas radiantes,
no verán cascadas límpidas,
ni arco iris,
ni bengalas,
ni fuego…

¡Amor!
Ya lo crucificaron los burgueses en los burdeles.
Amor no.

Nuestro dolor, nuestra ira, nuestra lucha, compañera.

Apretados por las piolas de una misma esperanza,
nos iremos como el cielo y el mar en los horizontes,
entonando la marcha nupcial
de nuestros himnos olorosos a calle y a balas.

Presidiarios de la ciudad y del campo,
jorobados por el fardo maldito del hambre,
aún podremos rasgarnos las manos con las uñas
para que sean más fuertes y bravos nuestros puños.

¡Nuestros puños!
¡Que fecundarán en nuestros cuerpos de álamos!
Puños en nuestros gritos latigueantes,
puños en tus senos de madre sin savia,
puños en tu vientre dulcemente curvado
para esconder el fruto de nuestro amor esclavo.

Vendrán otros días, compañera…
Cuando abrasemos los palacios milenarios
y envolvamos al mundo en las banderas rojas ele nuestros
(corazones

…………………………………………….

Ruiseñores, nardos, luz del sol, agua clara…
El viento y el mar dirán la canción de la vida.
Fuentes

Índice de la Poesía Ecuatoriana Contemporánea, Benjamín Carrión. 1937.

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