Gastón Hidalgo Ortega
Poesía de tres generaciones (1967) |
Su modesta obra, rastreada hasta el cansancio, se halla dispersa en varias revistas: Cuadernos del Guayas4 (1952), 6 (1953), 8 (1954), 9 (1954), 10 (1955), 16 (1958); Ateneo Ecuatoriano 3, 4 (1953); Letras del Ecuador 101 (enero-marzo, 1955). Diario La Nación de la Paz. Y en libros de carácter plural: Club 7 (Imp. Casa de la Cultura-Núcleo del Guayas, 1954), 33 poemas universitarios (Guayaquil, Imp. de la Universidad, 1955), títulos en colaboración con otros autores de su época. Además, en 33 poemas… fue co-editor. Como sello final, la antología póstuma de su lírica en Colección de poesía ecuatoriana: la Rosa de Papel 25(Casa de la Cultura Ecuatoriana-Núcleo del Guayas, 1990. Compiladora: Ileana Espinel). Hernán Rodríguez Castelo señala que, quizás animándose para armar un libro autónomo y propio, luego de acudir con algunos poemas a los recitales de Poesía de tres generaciones (hecho libro, 1967) al final prefirió silenciar su pluma, aunque continuó su propia lid, lanza en ristre.
En Rosa de Papel 25, Alejandro Carrión (‘Juan Sin Cielo’), citado por Ileana Espinel, comenta: “Los poemas de este joven lírico señalan un camino trabajoso, apoyado en una gran voluntad que está conduciéndole precisamente a donde quería llegar: a una lírica de angustia honda que baje a lo esencial, a la tiniebla elemental del alma profunda del ser humano, del que vive en todas las latitudes”. En Cuadernos… de 1953, sección Itinerario de los libros, Hidalgo Ortega realiza una detallada reseña sobre El jardín de Lutecia de José Antonio Falconí Villagómez, se puede notar con brevedad, un interesante manejo del simbolismo y modernismo; felicita a Falconí Villagómez por su acertada traducción de poesía francesa y lo coloca por sobre Julio Herrera y Reissig. En la misma página, Ileana Espinel señala, a propósito de la aparición de poemas de Gastón Hidalgo Ortega, Sergio Román Armendáriz y David Ledesma Vázquez (Ateneo Ecuatoriano 3,4) que ‘Canto del hombre y su materia’, de Hidalgo Ortega, es un: “recio poema en el que solo lamentamos la posición de ‘exterminio total’ en que coloca al habitante de la Tierra”. En la misma sección, pero en 1954, nuestro autor reseña y analiza ‘Poema para el hijo del hombre’, de Jacinto Cordero Espinoza, y por allí, Falconí Villagómez encarnado en su seudónimo ‘Nicol Fasejo’, devuelve la deferencia al decir de él: “Hidalgo Ortega es otro poeta que se hace leer con singular delectación y, a ratos, nos parece influido por Lautréamont o Rollinat” (¡aplausos!).
Sobre su amigo David Ledesma, en Itinerario de los libros (1955), es singular lo que Hidalgo Ortega dice acerca de aquella poco explorada faceta de relatista del emblemático fundador del “Club 7” (cuento: ‘La semana perdida’): “Ledesma Vázquez nos da idea de lo que es también capaz él en el género de ficción: agilidad en la palabra, con una visión amargamente irónica de la vida, en un argumento original”. Y cómo no recordar y mencionar, aquella fotografía en Cuadernos… 16 (1958) junto a su muy querida Ileana Espinel, en compañía de Pablo Neruda, Matilde Urrutia y otros más. Finis.
Gracias a Efecto Alquimia por mantener vigente nuestra literatura