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Entre las líneas de Medardo Ángel Silva

*Especial por el centenario de la muerte de M. A. S.


Mi amor siempre ha sido por las leves formas,
por las sutilezas… No busquéis las normas
de mi pensamiento:
no las ha tenido;
si algo lo condujo, su mentor ha sido
el mismo de la onda, la nube y el viento.
De Por la ruta verdadera


Medardo Ángel Silva se convirtió en vida en un poeta reconocido, era admirado a nivel nacional e internacional y se había ganado el respeto de los entendidos, su prestigio como cronista en el Diario El Telégrafo, lo volvió aún más famoso.

Hurgando entre las líneas escritas tanto en prosa como en verso, me he propuesto entender las premisas que regían sus escritos y la visión que tenía sobre cómo debía ser un poeta.

En los ensayos publicados en la Máscara Irónica encontramos sus impresiones sobre la profesión literaria, inicia diciendo La profesión literaria que tú sueñas camino de gloria, es muy dura, joven iniciado”. Así fue el camino que pasó él mismo para lograr el reconocimiento, al principio los versos que enviaba a los diarios o revistas literarias eran ignorados, necesitó lo que hoy se llamaría “palanca” para que por fin se pudieran leer sus textos impresos pero el talento lo tenía y eso no se puede negar. Un niño poeta, que vivió en una ciudad llena de cambios, políticos, económicos, estéticos. 

Somos de los que, por temperamento, creemos todavía en la profesión del Arte, y por eso con ardor de convencidos, con fe de iluminados, marcharemos solidariamente tras su ruta en espera de alguna anunciación radiosa que ponga un lis de plata en nuestro blasón artístico, o bien nos reserve alguna desilusión, que en medio de nuestro arraigado lirismo, no será sino un nuevo desencanto de la diaria prosa; no significando en manera alguna los preludios de un fracaso en mérito a nuestra fe de convencidos.

Revista Renacimiento.
Se conoce que para Medardo Ángel Silva, “Humberto Fierro es el ideal del artistay comenta en “Un poeta selecto. Fragmentos de un estudio sobre Humberto Fierro” publicada en la revista Renacimiento en 1916,  “Yo les invito a imitar el ejemplo de este nuestro gran poeta Humberto Fierro, tan silencioso ¡tan apartado!; ¡y tan lleno de méritos! Su retraimiento, su horror a este medio horrible en el que luchamos los pocos que aún creemos en ti. —¡oh Numen, oh Musa!— es una enseñanza”. Quizás quería imitar el estilo de vida que llevaba Fierro, encerrado largas temporadas, dedicado a perfeccionar sus poesías, sin embargo Silva era muy diferente, desde su modo de vestir hasta su modo de comportarse, muestra de ello la teatralidad de su muerte. 

Actitud
Medardo Ángel Silva
Dedicado a N.A.G.
Loco rebelde a las duchas y a las camisas
de fuerza que se llaman teorías y problemas,
mi espíritu oye vagas palabras indecisas
y, con esas palabras, suele hacer sus poemas.
Mi corazón no es cuerdo (claro, si es de poeta),
quintaesencia el dolor en un verso exquisito;
como el clown de Banville, él hará una pirueta
y, de un salto mortal, volará al infinito.
Devana, ¡oh, Tiempo! —buen hilandero —tu rueca;
yo tengo para todo bien o mal mi sonrisa
—una sonrisa triste como una rosa seca—,
e inquieto, siempre inquieto, buscándome en mí mismo,
como la nube a la voluntad de la brisa,

¡mi pensamiento va de un abismo a otro abismo!


“Mi corazón no es cuerdo (claro, si es de poeta), e inquieto, siempre inquieto, buscándome en mí mismo…” quizás muchos poetas actuales se sientan identificados ¿cordura? ¿inquietud? puede ser que hayan pasado 100 años o 1000 años, el poeta es poeta y siempre le acosarán las mismas inquietudes, sea parnasiano, clásico, modernista, post modernista, romántico, hacer poseía es un oficio atemporal y a Medardo Ángel Silva quizás el más extraño de los modernistas le preocupaban las mismas cosas que a los escritores del siglo XXI y era igual a todos nosotros. 

A un poeta
M. A. S. 
No llames una noche de llantos a tu vida,
ni pienses tu dolor tan hondo y duradero:
ofendes al que sufre la verdadera herida,
al hermano que calla su dolor verdadero.
Mercader de sollozos, profesional del llanto,
¡qué sabiamente expresas ignoradas angustias!
No son tales prodigios armónicos de canto
para labios resecos y para frentes mustias.
Gárrulo adolescente que la bella mentira
de tu tristeza acuerdas a suspirante lira,
¡calla! Tu voz insulta, con su pena sonora,
al que suspira y nunca sabe por qué suspira.

al que llora y no puede decirnos por qué llora.
Ximena Flores Venegas
30-06-2019

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