Antología Mínimal Cuento Breve II
Desde aquella despedida/ tan indiferente/ como la luna del alba,/
nada me es más doloroso/ que el amanecer…[1]
Decía Julio Cortázar en su maravillosa Rayuela, que un ser humano es tan triste porque todo en el mundo es tan hermoso, frase en que me he desarrollado para sumergirme en la teoría del micro cuento que la editorial Alquimia nos presenta, como parte de los ejercicios del Taller de Literatura de la Casa de la Cultura.
Pero ¿cómo nace la escritura mínimal? Todo desde el sentimiento poético. Este sentimiento colmado del profundo amor que la cultura asiática promovía a la naturaleza, este amor era algo vivo, algo que no permanecía estática, al contrario, iba y venía, como en un círculo vicioso, una comunicación entre ser humano y naturaleza; así se artículo las primeras expresiones literarias de este sorprendente pueblo nipon.
Los orígenes están dados en la poesía entrañados en los testimonios épicos, pues la mitología formó parte de su cultura, y es como se va concretando la poesía llamada Tanka o waka, se remonta al siglo VIII de nuestra era. El tanka es el poema clásico, es el vehículo de comunicación de la cultura nipona, eran versos desprovistos de rima, con una fórmula invariable de 5,7; 5,7, una muestra: El color de las flores,/ ¡ay de mi¡ se ha desvanecido;/ en tanto que sin meta/ he contemplado/ mi paso por el mundo(Ono-no-Komachi). Este poema nos devela la soledad por la que atravesaba este ser humano, la cuestión existencialista que más tarde tomarían como tema varios escritores, el problema de la muerte, el amor, la soledad. Poemas mojados de tristeza…
Es en el siglo XV en que aparece el Haiku (los españoles y la academia lo denominan haikai), que es un poema de 17 sílabas, representada en una fórmula de 5,7,5 versos. Su escritura es más libre. Matsuo Basho es el representante más conocido en este género: Despiértate, despiértate,/ habrás de ser mi amiga,/ mariposa que duermes… este es un ejemplo de lo hermoso que llega a ser haiku.
Y es en este contexto en que aparece el decir cosas hermosas en pequeñas palabras. Este pacha en que se conjugado el universo. El tiempo que se reviste de nostalgia. Este tiempo en que nuestra Pacha mama ha estado en un constante abandono. Es así, que el poeta Jorge Carrera Andrade inicia, con sus preciados microgramas, la idea de dar un orden a esta naturaleza, desde el hacer un largo camino por lo místico nos revela una naturaleza cargada de unicidad con nuestro centro. ¡Y vaya que lo hemos aprendido!
¡Qué te parece si nos vamos a volar una cometa! Tú con una violeta, yo con una naranja.
Y dejamos que nos despeine un poco el viento.
Fue mi primer mensaje en su muro. Le pareció interesante la propuesta.
Ahora lo espero un poco nerviosa, pues ansío ver por primera vez su sonrisa desmantelada.
Esta unión que Andrea Martínez realiza mediante el Pacha tiempo con la postmodernidad, esta nostalgia de esperar una sonrisa desmantelada, propio de un tiempo nefasto, triste.
Varios temas circulan por este mínimal. La muerte como primera instancia, este tema en que toda literatura ha reflexionado. El símbolo del morir, el existencialismo, el absurdo, la Generación decapitada, el Romanticismo, por nombrar, aquí extraigo el final del cuento Acepta mi despedida: “Ahora, solo permíteme pasar mi mano sobre tus párpados, y cerrar aquella mirada confusa. Atravesaré las rejas ya sin color, oxidadas; el sepulturero hará el resto”. El resto, quizá los amantes de sumpa, aquellos que se entregaron en un abrazo eterno. Aquellos que sobrepasaron a la muerte, y se entregaron en un beso.
El feminismo, tema en que la época lo ha determinado como algo importante, algunos creen que este tema ha estado manipulado a ciertos intereses y que fracasan en su desarrollo por ese estatismo, por esa creencia de que la mujer está por encima del hombre, pero en el caso de Diana Herrera, su feminismo abarca problemas sociales, propios de la juventud:
“Todo se pintó claroscuro. Yo deliraba, mientras trataba de definir algunas sombras, solo vi la imagen… en su vientre se incrustó una obsidiana, en sus brazos un arpón y un ancla en la cabeza… Pero, huyó como una rata, juntando sus piernas en la escalera…”
La soledad, carga poética importante: “Esta es la historia de un hombre-mascota que vivía en una isla diminuta, dentro de una botella” nos dice Énver Álvarez, en: En el hombre de la botella. Escrito que tiene una dosis alta de subjetividad, conoce su oficio y lo maneja adecuadamente.
La metaliteratura, aquella que habla de la propia literatura, que con sorna reflexiona sobre los temas dados en esta: “Cuando despertó el dinosaurio se había comido a Monterroso”, con una burla hacia los maestros de la literatura.
La Antología Mínimal II es una oportunidad de acercarnos al género. Felicito a la organización y sé que seguirán adelante en este constante mostrar de nuevos escritores, hemos encontrado dieciséis. ¡Salud por ellos!
[1] Mibu-no-Tadamine (867-965) tanka japonés