Bandera Roja
En las chozas y en las covachas,
hay gente que trabaja,
que tiene hambre
y que sabe leer.
Las mujeres aguardan al raso que no volverá.
Sus bocas, llagadas de miseria y de rezar en vano,
sus ojos gastados de tanto mirar los caminos,
han aprendido a leer.
En las eras calientes,
ya los indios no son los bueyes:
saben leer.
Saber leer es tener un estómago, una boca y gritar:
PAN!
Y ese pan de los ojos que saben leer,
eres tú, BANDERA ROJA.
En las playas dormidas,
en el páramo emponchado de nubes,
junto al agua de acero de los rieles en marcha,
unánimes suenan voces de indios, de negros,
de campesinos y obreros,
tendiendo el puño abierto hacia la ciudad:
-¿Cuándo sale BANDERA ROJA, compañeros?-
BANDERA ROJA es nuestro grito de lucha.
BANDERA ROJA no se imprime con tinta;
se imprime con sudor.
BANDERA ROJA es semilla en la tierra,
en la máquina es combustión.
Sus alas de papel abrigan las frentes fatigadas;
soplan, al agitarse, una racha de viento de estepa, en cuyo eco retumba 1917.
Encima de su dibujo-martillo, hoz, machete,
vibran, trenzadas en cables eléctricos, las palabras del viejo Marx:
“PROLETARIOS DE TODOS LOS PAÍSES, UNIOS”!
Leyendo BANDERA ROJA todos nos volvemos uno.
Un nombre queda cantando en los oídos
después de leer BANDERA ROJA y es: REVOLUCIÓN.
Joaquín Gallegos Lara
(1934)