BiografíaLiteratura EcuatorianaMedardo Ángel SilvaModernismo

Medardo Ángel Silva

(Guayaquil, 08 de junio de 1898 – Ibídem, 10 de junio de 1919)

Nace en Guayaquil el  08 de junio de 1898, “Desde muy pequeño habitó en un chalé a una cuadra del cementerio en donde a diario veía pasar los cortejos fúnebres lo que pudo haber influido en su obsesión por la muerte”.
A los 19 años alcanza la madurez en sus escritos, es a esa edad en la que crea sus mejores poesías. Trabajó en el diario “El Telégrafo” donde redactaba la crónica urbana y la crítica literaria. “Autodidacta, leía como un poseso, apuradamente, de todo y a contramarcha, y llegó a ser el gran crítico del momento”.
La pobreza marginó a Silva de los círculos intelectuales y artísticos de la época. “El poeta sufrió el rechazo social y hasta vio cómo el único libro que publicó “El árbol del bien y el mal”, no se vendió en las librerías lo que generó la ira de Silva quien quemó todos los textos.”
“… el destino del poeta se entrelazó la genialidad literaria, el conflicto socio-racial (por el color oscuro de su piel), la pobreza material, la soledad y la búsqueda imperiosa de su muerte.”



Hablar de él conmueve y llena de impotencia, en el Ecuador, en Guayaquil de inicios del siglo XX vivió la figura más representativa de la poesía ecuatoriana, porque Medardo Ángel Silva no solo es el más conocido de los modernistas y decapitados. Es la figura más importante de nuestra poesía en todos los tiempos. Sus méritos cobran valor al referirnos a las premuras, la pobreza y la discriminación de la que fue objeto, sin las comodidades de las que gozaron los demás “Decapitados”, logró crear versos de gran belleza, llenos de estética y sentimiento. El poeta guayaquileño se ha quedado en el plano terrenal para ser el representante de aquellos dispuestos a morir por amor. “El alma en los labios” la poesía que más se le recuerda es un emblema, un canto popular.
Su muerte se mantiene envuelta en polémica, drama y misterio. El 10 de junio de 1919, a los 21 años muere a consecuencia de un disparo en la cabeza. De aquel suceso han nacido varias hipótesis: asesinato, accidente, suicidio. “El exquisito poeta guayaquileño en permanente diálogo con la muerte no podía partir sin entregar en su postrer adiós un último y teatral gesto.”
La muerte finalmente le hizo justicia, en vida quizás no habría logrado ser reconocido de la manera en que hoy se lo hace. El más conocido de los modernistas ecuatorianos, el más popular de los Decapitados, dejó tras de él la imagen con la que todos recuerdan a esta generación – perdida – por su pronto viaje al más allá pero que en el tiempo se mantendrá irónicamente Inmortal.
Fuentes:
http://www.expreso.ec/semana/html/notas.asp?codigo=20080608131956
http://archivo.eluniverso.com/2006/11/12/0217/1020/29A16BE5636D4F98B163948ACBDE639C.aspx
http://www.poemasde.net

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