Alicia en el país de las MaravillasLewis CarrollLiteraturaNovelassiglo XIX

Lewis Carroll

1832-1898

“Comienza en el principio”, dijo el rey, muy seriamente, “y continúa hasta que llegues al final: entonces detente”.



Charles Lutwidge Dodgson es el verdadero nombre de Lewis Carroll (Daresbury, Cheshire, 27 de enero de 1832 – Guildford, Surrey, 14 de enero de 1898). Sacerdote anglicano, lógico, matemático, fotógrafo y escritor. A los 18 años, ingresó en la Universidad de Oxford, en la que permaneció durante cerca de 50 años.

Poco es lo que hay que decir, aparte de estos hechos, acerca de la vida del Reverendo Dodgson. Vivió 66 años tan tranquilamente como puede hacerlo cualquier otro hombre, y el trabajo y ocupación de su vida, así como su diversión favorita, fueron las Matemáticas.

Padeció de insomnios durante toda su existencia, y pasaba noches enteras despierto, con los arduos problemas matemáticos dando vueltas en su cabeza, y tratando de descifrarlos. Escribió diversos libros sobre la materia y el más interesante de ellos se titula: Euclides y sus modernos rivales.


“Si no sabes dónde vas, cualquier camino sirve.”

Sus cuentos vieron la luz con el seudónimo Lewis Carroll. Quizá la razón de esto fuera su extraordinaria timidez ante las gentes, es decir, ante los adultos. Tenía pocos amigos en la plenitud de su desarrollo y crecimiento, y como era tímido, se retrajo de los adultos y creó sus amistades entre los niños, especialmente entre las niñas pequeñas; los comprendía perfectamente y era su natural y delicioso compañero. Fácilmente tomaba parte en sus juegos; inventaba siempre algunos nuevos y les contaba cuentos e historias.




La Alicia real y verdadera era la hija de su amigo el diácono Liddell, la cual, mucho más tarde, relató cómo esos cuentos caprichosos que aún deleitan a los lectores de todas las edades y de todos los países les fueron referidos a ella y a sus dos hermanas:

“No quiero caminar entre locos”, dijo Alicia. “Oh, no puedes hacer nada”, le respondió el gato, “todos estamos locos aquí”.


“Muchos de los cuentos del Sr. Dodgson nos fueron contados en nuestras excursiones por el río, cerca de Oxford. Me parece que el principio de “Alicia” nos fue relatado en una tarde de verano en la que el sol era tan ardiente, que habíamos desembarcado en unas praderas situadas corriente abajo del río y habíamos abandonado el bote para refugiarnos a la sombra de un almiar recientemente formado. Allí, las tres repetimos nuestra vieja solicitud: cuéntenos una historia, y así comenzó su relato, siempre delicioso. Algunas veces para mortificarnos o porque realmente estaba cansado, el Sr. Dodgson se detenía repentinamente diciéndonos: esto es todo, hasta la próxima vez; ¡ah, pero ésta es la próxima vez!, exclamábamos las tres al mismo tiempo, y después de varias tentativas para persuadirlo, la narración se reanudaba nuevamente”.


“Si así fue, así pudo ser; si así fuera, así podría ser; pero como no es, no es. Eso es lógica.”

En 1895 escribe en su diario «consagro todo mi tiempo a la lógica» y termina la redacción del libro Lógica simbólica”. Obsesionado hasta el último mes de su vida por reglas de cálculo acelerado. Muere el catorce de enero de 1898 a consecuencia de una bronquitis, unos días antes de cumplir los 66 años.


“Hay trescientos sesenta y cuatro días en los que deberías obtener regalos de no-cumpleaños, y sólo uno para regalos de cumpleaños, sabes”.

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